EN EL DÍA MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE...

¡NO MAS PAPELERAS!

Cuando vino Botnia, una de las papeleras más grandes y con mayor tecnología del mundo, al Uruguay, el Frente Amplio, siendo en ese momento oposición y a través de su líder, el hoy día presidente Tabaré Vázquez, se negaron terminantemente a que esta multinacional fábrica de celulosa se instalara en el país. El entonces presidente Jorge Batlle le ofreció a dicha empresa todas las garantías y más: les garantizó por muchos años quedar exentos de cualquier impuesto. Algo similar hizo su colega Sanguinetti cuando se instala en suelo nacional una de las cadenas de supermercados más grandes del mundo de origen francés: Geant; que después de unos pocos años absorbió gran parte de otras cadenas nacionales de supermercados, y mató a la mayoría de los comercios chicos (ej. Almacenes de barrio, panaderías, etc.). Eso sí, jugando con las reglas mas sucias del capitalismo usurero de los Smith, Rotschild, de Mun, etc..
Como bien decía ya en el siglo XIX el tradicionalista católico La Tur du Pin “el peor adversario de la sociedad es quien, lejos de señalarle los peligros hacia donde corre, la excita a desoír las más saludables advertencias…”.
Por esta gran razón que señalaba este gran francés, humildemente, quiero llamar la atención sobre un problema que no se vislumbra o mejor dicho, que no quieren dejar que se vea.
Luego de ser gobierno, el sr. Vázquez y su camarilla no sólo dieron el visto bueno a la tan maliciosa (según ellos antes y según mi humilde opinión ahora y siempre) multinacional, sino que hasta les pusieron guarniciones militares para resguardar la zona por si algún piquetero terrorista se animara a cometer algún acto que dañara a la ahora “sacrosanta” empresa finlandesa.
Evidentemente como no arreglaron con Busti en Entre Ríos por querer éste ser hasta accionista de la empresa; llegó Botnia a Uruguay por un “precio” más módico. Que siendo módico para la empresa cómo habrá sido para los partidos políticos involucrados que hasta estuvimos (¿estamos?) a punto de tener una guerra con la Argentina.
El tema principal hoy es otro. Botnia ya está funcionando y si bien deberíamos haberles cobrado algún impuesto, ya es tarde para tomar medidas; que este peso cargue sobre quien tiene la culpa de ser tan “bondadoso”. El problema consiste ahora en que además de la empresa finlandesa, se está instalando en Conchillas, departamento de Colonia, una empresa de similares características, española, llamada ENCE. Bien, pero esto no queda acá, se habla de la construcción de otras tres o cuatro papeleras más en todo el territorio, una de ellas en Lavalleja, otras podrían ubicarse en Durazno sobre el Rió Negro, y otra en Rocha.
Esto debe llamar la atención de todos los ciudadanos, pero es raro que los “especialistas” no abran la boca.
Lejos de coincidir con Green Peace, o con los ambientalistas de Gualeguaychú, lo que quiero señalar y he escuchado muy poco, es del daño, no ya en el aire por la contaminación que sí traerán dichas fábricas como todas, sino del que se le hace a la tierra donde se plantan y deberán plantar si esto se concreta, millones de eucaliptos que secarán la tierra de manera tal que donde se ha plantado uno de estos árboles deberá pasar un período de cincuenta años para poder volver a plantar cualquier otra cosa. En un país agrícola-ganadero como el nuestro, el suelo es fundamental para ambas actividades, y si estas fábricas se instalan ¿dónde se va a plantar tanto eucaliptos? si ya tenemos utilizado gran parte del suelo en forestación, para nutrir a Botnia y a otras papeleras de fuera del país (atención que se viene la papelera más grande del mundo a instalarse en Río Grande do Sul, a pocos kilómetros de la frontera), ¿tendremos acaso que sacrificar todo el suelo nacional a favor de la forestación? ¿que comerán nuestros hijos: corteza de madera o tendremos que importar lo que en Uruguay ha sido propio y muy bueno durante siglos?
En el interior del país existía un pueblo llamado “las Flores” que hoy día cambió su nombre a “Pueblo Seco” pues sus habitantes tuvieron que emigrar por la falta de agua a consecuencia de que cerca de allí se utilizan cientos de hectáreas para la forestación. En cualquier lugar donde se plantan cierta cantidad de eucaliptos, los habitantes cercanos sufren la falta de agua para los plantíos propios y así pasan a engrosar los cinturones metropolitanos de Montevideo mendigando un mendrugo de pan para llevar a sus familias. He aquí el País Productivo del programa de gobierno de la izquierda.
Otra de las grandes catástrofes que está sufriendo el Uruguay es la sequía que deja con poca correntada de agua a los principales ríos como el Uruguay o el Negro que poseen las represas que nos dan la energía, a consecuencia de ello la población debe ahorrar luz eléctrica justo para invierno que se avecina, que como bien sabemos todos, es muy difícil poner el calefón a 60 grados cuando el agua está helada; y las estufas que hace un año las promocionaban como mejores, más limpias y no tan gastadoras, ahora debemos clausurarlas y volver al “sucio” queroseno.
A raíz de esta situación algunos estudiosos opinan que puede ser consecuencia de la forestación masiva que se halla en Tacuarembó y que está secando el río del mismo nombre que es el principal afluente del Río Negro.
¿Dónde está el control del gobierno en este tema? ¿por qué ningún partido político llama la atención sobre el mismo?
¿Por qué la facultad de Ciencias no ha hecho ningún estudio para alertar a la población y ha hecho uno, pero tarde, diciendo tímidamente que Botnia sí iba a contaminar?
Artigas dijo a los orientales: “si descuidamos el campo, terminaremos mendigando”. Héroe y profeta, que sin embargo fue traicionado….
Hoy nos traicionan quienes a través del voto, les dimos la oportunidad, pero también la responsabilidad de gobernar nuestra Patria, y no hablo sólo del partido de gobierno, que vaya si ha traicionado a sus “fieles”, sino de todo el sistema político, científico y social.
Por esto pedimos a la ciudadanía que abra los ojos. No se trata de fuentes de trabajo en contra del medio ambiente; sino de “pan para hoy, hambre para mañana”. No hipotequemos el futuro de nuestros hijos por el ansia de mejorías económicas mágicas que siempre terminan dañando nuestro destino como Nación.