jueves, 20 de noviembre de 2008

Mártir Nacional-Sindicalista, caído en honor a España


Al cumplirse un nuevo aniversario del asesinato del fundador de Falange Española, Don José Antonio Primo de Rivera, nuestro más sentido homenaje desde nuestra humilde columna. Esta vez con un poema que escribiera este gran hombre de la raza íbera. Estimado camarada que desde los luceros nos marcas el camino, de pie y junto a los ángeles con espadas, aqui va nuestro homenaje profundo, sincero, cristiano y nacional sindicalista.


CAMARADA JOSE ANTONIO: PRESENTE!!


"El mar estaba inquieto, el cielo oscuro

por nubes cenicientas apagado,

con fulgor inseguro

empezaba a asomarse la alborada;

cerrando los confines de Occidente,

brotaban de las sombras lentamente

las titánicas cumbres de los Andes,

y en toda su hosquedad Naturaleza

mostraba la magnífica fiereza

con que sabe vestir los hechos grandes.

Y entre esa majestad, sobre las olas

que el continuo vaivén tornaba pálidas

las cuatro carabelas españolas

se alzaban atrevidas y gallardas;

sobre la inmensa superficie solas,

las quillas en el mar, la enseña al viento

lanzaban en su arrojo un desafío

al oscuro nublado, al mar bravío,

al ígneo rayo y al ciclón violento.

¡Jamás ante el poder de un elemento

temblaba aquella Raza de titanes!

Hasta el mar cuando fiero se alborota

humilla su poder ante una flota

como aquella de Hernando Magallanes.

Él era su Almirante. Sobre el puente

de la nave izadora de la enseña

iba el bravo marino, alta la frente,

la mirada aguileña

escrutando orgullosa el Occidente:

es que allá, separados los pilares

que forman la gigante cordillera,

dejaban paso abierto hacia otros mares,

es que la audaz quimera

que en su mente genial alentó un día

ante la faz de la Creación entera

proclamando su gloria se cumplía…

Magallanes habló; sus ojos de ave

brillaban encendidos de entusiasmo,

los bravos marineros de la nave

le escuchaban hablar, mudos de pasmo,

y aun las nubes que en lo alto se cernían,

y hasta el agua sin fin del mar Atlante

absortas parecían

escuchando la voz del Almirante.

-¡Ya es hora! –dijo- ¡Un mundo nos espera

tras del que hoy se divide a nuestro paso!

¡Sigamos nuestra ruta aventurera

por los mares ignotos al acaso!

Es infinito el mar, la vida corta,

nuestro poder, pequeño,

¡pero no os arredréis! ¿Qué nos importa

que se acabe la vida en el empeño?

¡No importa que muramos! Las estelas

que dejan nuestras raudas carabelas

jamás han de borrarse; por su traza

vendrán para buscar nuevos caminos

otros bravos marinos

de nuestra Religión y nuestra Raza;

de España y Portugal, la raza ibera

cuyos hijos, unidos como hermanos,

a la sombra van hoy de una bandera;

portugueses e hispanos,

bogamos juntos tras la misma suerte…

Españoles, ¡quién sabe si algún día

se unirá vuestra Patria con la mía

en un lazo de amor eterno y fuerte!

Calló; todos callaban

de solemne estupor sobrecogidos;

los bravos corazones palpitaban

con rápidos latidos,

y tendiendo los brazos a Occidente,

por donde un nuevo mundo aparecía,

el marino vidente

acabo la asombrosa profecía:

- Esas costas y eso

tras cordilleras

también serán iberas

cuando naves de Iberia con sus quillas

surquen aquel Estrecho que allí asoma;

desde las dos orillas

les darán parabienes en su idioma…

¿Qué importa nuestra muerte si con ella

ayudamos al logro de este sueño?

Si la muerte es tan bella,

¿qué importa sucumbir en el empeño?…

¡Adelante hijos míos!-gritó transfigurado el Almirante-.

Y los cuatro navíos

temblaron a las voces de: ¡Adelante!…

Hincháronse las velas;

en el mástil derecho

la enseña tremoló, las carabelas

embocaron audaces el Estrecho…

Y entonces, estallando de repente

la fiera tempestad que amenazaba,

rugió por los espacios imponente

cual monstruo colosal que se destraba;

aullaba el huracán, el mar bramaba

alzándose feroz en ronco estruendo

y la Creación entera parecía

que presa de pavor se estremecía

ante el empuje del ciclón tremendo.

¡Era un himno triunfal que nubes y olas

con su música fiera

cantaban a las naves españolas,

embajadoras de la Raza Ibera!..

José Antonio Primo de Rivera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

JOSE ANTONIO: PILAR DEL FASCISMO ESPAÑOL; AUN TE RECORDAMOS!!
PRESENTE CAMARADA!!